Cultura Científica como libertad para decidir

Cuando uno plantea el incremento de la cultura científica, es posible que nos venga a la mente la entrega de conocimiento mediante un libro que hable sobre ciencia o un experto en un tema que nos instruye en un tema concreto (o un aula incluso).

En realidad este concepto de lo que es la cultura científica coincide con una visión obsoleta de lo que es realmente. Si bien es cierto que el propio conocimiento forma parte de la cultura científica, también lo hace el saber aplicarlo. Pero no nos quedamos ahí, también influye la percepción de la ciencia, los científicos, la tecnología y sus beneficios (y males). Parte de la cultura científica es que el ciudadano medio sepa a quién acudir en función de sus necesidades y también la capacidad que tiene en influir en la transmisión de estos conocimientos y sus bonanzas, de las que hemos hablado con anterioridad en este blog.

Es decir, ¿en manos de quién dejarías una decisión sobre la salud? ¿si pudieras acceder tú mismo al conocimiento de este ámbito, o mejor aún, si pudieras decidir sobre lo que debe saber este experto te sentirías más seguro al pedir una opinión al mismo? Probablemente sí. Tal vez esto esté más cerca de lo que realmente deberíamos considerar cultura científica. No sólo el temario interno, ni sólo la capacidad de saber tomar decisiones críticas, sino la posibilidad de influir en aquello que te afecte directamente que esté relacionado con la ciencia.

Una vez planteado esto, me gustaría plantear si:

¿Está el incremento de la cultura científica estrechamente relacionada con el incremento de la actitud positiva hacia la ciencia? ¿Y viceversa?

Claro, si tenemos en cuenta lo explicado anteriormente, que la alfabetización científica, o el incremento de la cultura científica implica la capacidad de uno de poder tomar decisiones que le afectan al día a día, probablemente sí. Si alejamos la idea de dejar completamente en manos de otro decisiones que tengan que ver con la ciencia y tecnología (sea de la salud, de la instalación eléctrica, de las prestaciones de un móvil u ordenador, de energía limpia y sostenible o cualquier otro tema similar) y consideramos la capacidad de poder ser informado acerca de lo que implica todo esto, la capacidad de tomar decisiones dentro del campo (quiero un tratamiento para reducir el dolor que sufro, quiero poder ahorrar en el consumo eléctrico más que asegurar que no habrá energía a plazos intermitentes, quiero tener sólo una cámara sencilla y una pantalla grande, quiero que pueda funcionar con programas complejos, quiero que contaminen poco pero que den mucha energía...) la cosa cambia. Después de pedir lo que se desea de cada campo, podría uno ser informado de las consecuencias de cada una de sus decisiones (sería un tratamiento más largo y caro por esto y esto, tendrá algunos bajones de energía temporalmente por esto y esto, es más económico por esto y esto, será muy exigente con la red por esto y esto, esta cumple con esas condiciones por esto y esto pero tal vez no le atraigan esta y esta característica...) y considero que ello podría hacer que la percepción fuera mejor. Al fin y al cabo, uno se siente más como una imposición y el otro como una posibilidad sobre la que uno elige. Así que sí, habría un incremento en la actitud positiva hacia la ciencia.

¿Habría por lo tanto una actitud más negativa si hubiera ignorancia en el campo de la cultura científica? Considero que si la ignorancia va por el campo no sólo del desconocimiento, sino de la incapacidad de decidir y de poder entender las posibilidades de sus decisiones, entonces probablemente. Ignorar implica temer en muchos casos. Son buenos ejemplos las GMOs, la energía nuclear, las vacunas... El hecho de ignorar acerca de su funcionamiento y de las implicaciones, mejoras en los campos, investigaciones... hace que haya una actitud negativa hacia la ciencia y hacia campos específicos de la ciencia (bioingeniería, física nuclear, biomedicina...).

Podríamos plantear el caso a la inversa. ¿El hecho de que la actitud sea más positiva provocaría una mayor acepción y por lo tanto, alfabetización? ¿Que la actitud fuera negativa implicaría una menor acepción y por lo tanto mayor ignorancia? Que la actitud sea positiva provocaría que despertase la curiosidad y el interés intrínseco de uno por el tema. Esa actitud generaría sin duda un mayor interés en la capacidad de decidir de manera informada. Considero que por razones explicadas previamente, una cosa alimentaría a la otra. Cuanto mayor acepción, mayor sería el grado de alfabetización y cuanto mayor el grado de alfabetización, mayor la acepción. Nos meteríamos en una rueda que se alimentaría constantemente. Por el contrario, una actitud negativa también implicaría no desear siquiera la capacidad de decidir (es fácil imaginar a individuos que dirían 'pero no tenemos una elección real' o algún lema similar) y no querer decidir y no querer informarse llevarían a la ignorancia y al desconocimiento, además de a la incapacidad de poder tomar elecciones documentadas, lo que una vez más, provocaría esa actitud negativa que hemos mencionado previamente.

Como conclusión diría que lo mejor de la alfabetización científica lleva consigo lo peor de la misma: su capacidad de retroalimentarse. Cuanto más quiera uno interesarse por el debate científico, cuanto más pueda incidir en él, cuanto más pueda aprender, mejor será su actitud respecto al tema. Por el contrario, cuanto mayor el desconocimiento, mayor el rechazo y cuanto mayor sea el rechazo, menor la capacidad de tomar decisiones informadas. Es necesario encontrar maneras de incidir en estas ruedas para poder hacerlas girar en el sentido en el que más alimente y mejore la calidad de vida de cada individuo.

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