Envases activos y envases inteligentes

Uno de los riesgos de la alimentación es el riesgo de alteración que produce la actividad microbiana. Sin embargo, ya se han empezado a emplear dos tipos de envases nuevos que pueden suponer una ayuda para combatir el peligro de comprar productos en mal estado, ya sea alargando el tiempo que se encuentran en buen estado o averiguando si el producto se encuentra en buen estado o no. Estos envases son los envases activos y los envases inteligentes.

En el caso de los envases activos, se emplean envases que tienen gases o compuestos antimicrobianos. Estos interactúan con el alimento, alargando el tiempo en el que este se encuentra en buen estado. Es importante, sin embargo, tener en cuenta que de por sí no interactúan con el consumidor más allá de alargar el tiempo comercial del producto.

En el caso de los envases inteligentes, sin embargo, sí que proporcionan información al consumidor respecto al estado del producto que contienen. La manera tradicional de saber si tenemos algo ligeramente pasado (aparte de la fecha de caducidad) tiende a ser mirar si el envase de un producto está hinchado o si el color de la carne resulta extraña o directamente abriendo el producto y oliéndolo.

Lo que los envases inteligentes nos proporcionan es una manera de averiguar si el producto se encuentra alterado mediante empleo de nanosensores. El envase contiene nanosensores en una zona u otra (en el etiquetado, por ejemplo) que reaccionan a un cambio en el producto. El cambio suele ser la segregación de ciertas moléculas que sólo se emiten en ciertas concentraciones pasado cierto punto de consumibilidad del producto o la aparición de cierto agente microbiano peligroso (como puede ser algunas subespecies de Salmonella o la Escherichia coli). Estas interactúan con una parte del envasado, que puede ser una región del etiquetado, emitiendo una señal fácilmente reconocible por una persona, como puede ser el cambio de color. También nos permitirán averiguar si el producto ha sufrido otros cambios, como puede ser que se haya roto la cadena de frío, que haya aumentado la cantidad de humedad, indicadores de frescura, de si el producto tiene fugas o de si la temperatura del producto es adecuada para el consumo del mismo.

Fuente: Liderpac

La ventaja de este tipo de envases, entonces, no es sólo la comodidad de averiguar con facilidad si un producto está en buen estado, sino que podremos obtener información que normalmente no podríamos obtener, ya que algunos de los cambios peligrosos que he mencionado no son fácilmente detectables. Es simplemente otro paso más en la seguridad alimentaria.

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