Oír, escuchar, el cerebro decide qué interpretar

Según la RAE, oír y escuchar tienen distintos significados. Oír: Percibir con el oído los sonidos. Escuchar: Poner atención o aplicar el oído para oír [algo o a alguien]. Dicho de otra manera, podemos decir que por mucho que los sonidos sean recibidos correctamente por nuestro oído, es posible que no les prestemos atención. Seguro que podéis pensar en algún ejemplo en el que alguien ha estado oyendo lo que decís, pero sin escuchar. Si sois profesores, seguramente habréis tenido algún alumno con esta tendencia. Pero aún tenemos que tener en cuenta que hay otra vuelta de tuerca en el asunto. ¿Y si no depende totalmente de nosotros si oímos o escuchamos y qué oímos y qué escuchamos?

Acerca de oír, no voy a meterme en casos de audición reducida. Voy a explayarme un poco sobre la percepción de sonidos y cómo podríamos percibir estos sonidos de diversas maneras bajo diferentes condiciones.

El oído se separa en tres partes, el interno, medio y externo. El externo es el que mayormente podemos ver. Recibe sonidos. Su forma es una de las razones por la cual podemos averiguar la dirección de la que viene el sonido, porque su forma y en función de la dirección del sonido, cambia sutilmente las ondas de sonido que entran en el conducto auditivo (aunque no es la única razón por la que podemos averiguar su dirección, el tiempo que tarda en llegar a cada oreja y la intensidad con la que lo hace también nos ayudan a ello). El oído externo tiene el límite en el tímpano, una membrana que vibra con el sonido. Tras ella se encuentra el oído medio, que tiene tres huesos, llamados martillo, yunque y estribo y amplían los sonidos. El interno está formado por la cóclea y el nervio auditivo. El primero está lleno de agua y convierte el sonido en señales nerviosas y el nervio auditivo las transfiere al cerebro, que los interpreta.

Fuente: Pixabay

Esto realmente, lo que creo que implica es que es casi imposible que dos seres humanos “oigan” lo mismo. Parte por parte, cualquier diferenciación modifica en realidad lo que al final interpretamos como sonidos. Empezando por el oído externo y especialmente el pabellón auricular, la forma que tiene puede variar entre diversas personas. El tímpano, si bien similar, no será exactamente igual entre una y otra tampoco. Lo mismo ocurrirá con el martillo, el yunque y el estribo, así como con la cóclea. Son muchos los órganos que reciben toda esta información, antes de que lleguen al cerebro, que a su vez los deberá interpretar. Sospecho que la más mínima diferencia ya hace que lo que se interpreta sea distinto y por lo tanto, con tal serie de órganos que se dedican a ello, sospecho que no es lo mismo lo que una persona y otra oyen, aunque la onda de sonido que llegue a nuestras orejas sea la misma.

Y luego está la segunda parte, que es la de escuchar. Para hacerlo, debemos prestar atención a los sonidos que nos llegan. Y esto es un acto complejo, mucho más de lo que pueda aparentar en un principio. Por ejemplo, hay una gran cantidad de sonidos que llegan a nuestros oídos y que el cerebro ignora o aprende a ignorar. De hecho, solemos ignorar la gran mayoría del sonido que nos llega. ¿Acaso no os ha ocurrido que una máquina que no eras consciente de que estaba en funcionamiento se apaga y de repente te das cuenta de que llevabas igual horas escuchándola sin saberlo? Hay diversas razones, la mayoría, si no todas, evolutivas. Es más sencillo pensar en ello si nos damos cuenta de que, por ejemplo, ignoramos el sonido de nuestras propias pisadas, pero no siempre las de otras personas, porque es muy importante saber si hay otras criaturas cerca y poder eliminar la información que pueda interferir con ello. Es la misma razón por la que no podemos ignorar el llanto de un bebé, porque es importante para la supervivencia de la especie poder atender las necesidades de nuestros retoños, ya que los seres humanos tenemos muy pocos en comparación con otras especies. Escuchar es un acto mucho más complejo de lo que creemos. Otro ejemplo; ¿por qué nos gusta la música? Sorprendentemente, no todo el mundo considera música las mismas cosas. Culturas menos acostumbradas a escuchar la música más extendida entre la mayoría de los seres humanos (debido al aislamiento que tienen, el no tener acceso a internet u otras fuentes de comunicación) frecuentemente encuentran desagradable el sonido de la música que nosotros estamos acostumbrados a escuchar. Esto no significa que no escuchen música, pero la música que escuchan es totalmente diferente, que a nosotros nos puede parecer un montón de ruido. Esto es porque escuchar música es un placer únicamente por la tendencia de nuestro cerebro de buscar, interpretar y predecir patrones. Cuando escuchamos música, inconscientemente estamos buscando patrones, estamos buscando predecir que precede a las notas que estamos escuchando, qué sonará después. La interpretación correcta de estos patrones implica que el cerebro nos “recompense” con dopamina, de forma que nos resulta agradable. Para poder hacer estas predicciones necesitamos haber sido expuestos a estos patrones en varios momentos de nuestra vida y por ello no todas las culturas definen música de la misma manera.

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Estas no son más que algunas pinceladas, pero vienen a reunir ciertos aspectos que me permiten decir con bastante rotundidad, que no depende de nosotros qué oímos y qué escuchamos. Por un lado, los propios sonidos no llegan a interpretarse y procesarse de la misma manera entre distintos individuos. Creo que la forma de nuestros órganos tiene un importante papel en ello. Pero aún más importante es que nuestro cerebro decide por razones varias (basadas en la evolución de la especie) ignorar ciertos sonidos, aunque los llegue a oír como tal y atender e incluso recompensarnos por escuchar otros.

Fuentes:

oír | Diccionario panhispánico de dudas | RAE - ASALE

escuchar | Diccionario panhispánico de dudas | RAE - ASALE

Cómo funciona el oído | Boston Medical Center (bmc.org)

¿Cómo oímos? Estructura del oído y del nervio auditivo | NIDCD (nih.gov)

Localización del sonido - Wikipedia, la enciclopedia libre

How do we know where sounds are coming from? - BBC Science Focus Magazine

Why Are Human Ears Shaped That Way? - WSJ

How does the Shape of the Ear help with Hearing? - CNC Hearing and Balance Center

How the Brain Tunes Out Background Noise | Live Science

We May Hear Others’ Footsteps, But How Do We Ignore Our Own? (nyu.edu)

Why crying babies are so hard to ignore | Neuroscience | The Guardian

Why Do We Love Music? - PMC (nih.gov)

The scientific mystery of why humans love music - Vox

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